Heidegger Filosofía Inteligencia Artificial AI IA - Fernando Vega - Los embeddings y la técnica: Heidegger

I. Introducción: Más allá del instrumento

Este ensayo forma parte de un ciclo de investigaciones que gravitan en torno a una crítica filosófica del uso contemporáneo de los embeddings en el análisis del lenguaje. En textos anteriores, propuse aproximaciones desde la hermenéutica gadameriana —que entiende la comprensión como fusión de horizontes históricos—, desde la filosofía del lenguaje de Wittgenstein —centrada en el uso situado y las formas de vida— y desde la genealogía filológica de Nietzsche —que descompone los conceptos en sus estratos de poder e interpretación. Todos estos enfoques, desde ángulos diversos, advertían sobre el riesgo de reducir el lenguaje a una operación técnica.

En esta nueva entrega, la interrogación se profundiza desde una perspectiva ontológica: la filosofía de Martin Heidegger. A partir de su ensayo La pregunta por la técnica, se plantea que los embeddings no son simplemente herramientas eficientes para procesar lenguaje, sino dispositivos de desocultamiento que operan bajo el régimen del Ge-stell. Es decir, no solo nos permiten ver el lenguaje de determinada manera, sino que también ocultan todo lo que no se ajusta a ese modo de ver: lo no cuantificable, lo ambiguo, lo poético.

El objetivo de este ensayo es entonces doble: por un lado, examinar la estructura técnica de los embeddings como forma de desocultamiento; por otro, advertir sobre las consecuencias epistémicas y existenciales de su adopción acrítica en las disciplinas humanísticas. Frente a la tendencia a naturalizar la eficiencia técnica como horizonte interpretativo, se propone una crítica que no sea metodológica sino ontológica: ¿qué clase de lenguaje se desoculta cuando el sentido se convierte en vector? ¿Y qué clase de comprensión queda desplazada?


II. La esencia de la técnica: del instrumento al Ge-stell

En La pregunta por la técnica, Heidegger desmonta las concepciones tradicionales que entienden la técnica como instrumento o como actividad humana. Ambas, afirma, son correctas pero no verdaderas. Se limitan a describir el fenómeno desde la superficie, sin alcanzar su esencia. Para pensar la técnica en su verdad, es necesario comprender que su ser no es técnico: es un modo de desocultamiento, una manera en que el ser se presenta.

La técnica moderna tiene una forma particular de desocultar, que Heidegger denomina Ge-stell (emplazamiento, enmarque, enframing).

El Ge-stell convoca al mundo a mostrarse como “reserva disponible” (Bestand), como conjunto de elementos calculables, optimizables, gestionables. Bajo este régimen, la naturaleza no aparece como physis —como aquello que brota por sí mismo—, sino como stock funcional: el río es energía potencial, el bosque es materia prima, el ser humano es recurso humano.

El peligro del Ge-stell no reside en su existencia, sino en su hegemonía. Cuando este modo de revelación se convierte en el único posible, se clausuran otras formas de relación con el ser: la poiesis, el arte, la contemplación, la escucha. El mundo se convierte en escenario de explotación y el lenguaje, en instrumento de orden.


III. Los embeddings como emplazamiento del lenguaje

En el ámbito del procesamiento del lenguaje natural, los embeddings —modelos computacionales que representan palabras y frases como vectores en espacios de alta dimensionalidad— pueden ser leídos como expresiones contemporáneas del Ge-stell. Estos modelos desocultan el lenguaje en términos de patrones de coocurrencia, similitud estadística y distancia métrica.

Lo que aparece en esta operación no es ya el lenguaje como acontecimiento, diálogo o memoria, sino como reserva semántica disponible.

Las palabras se convierten en Bestand: datos listos para ser explotados, almacenados, comparados, visualizados. La interpretación deja de ser un encuentro o una disputa hermenéutica para convertirse en extracción de información. Así como el río deviene recurso energético, el lenguaje deviene vector optimizable.

Este modo de desocultar reconfigura la relación con el texto. El corpus deja de ser una tradición a interpretar y se convierte en una base de datos a procesar. El investigador deja de ser un lector y se vuelve operador técnico. La historicidad del sentido es reemplazada por su funcionalidad distributiva.


IV. La técnica no es neutral: condiciones históricas y riesgos de invisibilización

Uno de los efectos más persistentes de la racionalidad técnica moderna es la creencia en la neutralidad de sus herramientas. Bajo el discurso de la eficiencia y la objetividad, se consolida la idea de que la tecnología es un medio transparente, que puede usarse para fines diversos sin afectar el horizonte desde el cual esos fines se formulan. Sin embargo, como insiste Heidegger, la técnica no es una simple herramienta: es un modo de relacionarse con el ser. No es inocente; es constitutiva.

Los embeddings, al traducir el lenguaje a vectores estadísticos, no solo modifican lo que vemos, sino también lo que dejamos de ver. Aparentemente neutrales, cargan con una ontología implícita: que el sentido es capturable, cuantificable, mensurable. Esta reducción no es meramente técnica, sino epistemológica y política. Lo que no se ajusta al modelo queda fuera de la experiencia.

La consecuencia es doble: por un lado, se privilegian ciertas formas de sentido —las más estables, repetitivas, distribucionales—; por otro, se excluyen otras: la ironía, la ambigüedad, el uso poético, la singularidad histórica. La técnica impone un régimen de visibilidad y oculta todo aquello que no se acomoda a su lógica. El lenguaje se convierte en sistema de datos; el texto, en reservorio semántico; el lector, en operador. Y esta transformación ocurre no porque así lo decidamos, sino porque así se nos presenta lo real cuando naturalizamos la técnica.

El pensamiento crítico debe, por tanto, interrogar no solo las herramientas que utiliza, sino el tipo de mundo que esas herramientas hacen aparecer. Pensar los embeddings desde su ontología implícita es un ejercicio de vigilancia filosófica: ¿qué comprensión del lenguaje presupone su arquitectura? ¿Qué formas de lectura promueve? ¿Qué relaciones con el texto habilita o clausura?


V. El peligro: una única forma de desocultar

Para Heidegger, el verdadero peligro de la técnica moderna no radica en la existencia de dispositivos tecnológicos, sino en que su lógica se imponga como el único modo legítimo de relación con el mundo. Cuando el Ge-stell se absolutiza, se cierra la posibilidad de otras formas de desocultamiento. Todo debe presentarse como dato, todo debe responder al cálculo.

En el caso del lenguaje, este riesgo es especialmente agudo. La experiencia de leer un poema, de escuchar una palabra cargada de historia, de habitar una ambigüedad semántica, se convierte en residuo frente a la claridad vectorial. Lo que no es cuantificable se vuelve irrelevante; lo que no se puede predecir, se descarta.

La filología, la crítica literaria, la hermenéutica —es decir, las disciplinas que han cultivado el cuidado del sentido— corren el riesgo de ser desplazadas por procedimientos técnico-computacionales que privilegian la velocidad, la eficiencia y la visualización. No porque sean inútiles, sino porque operan desde otro régimen de verdad.

El texto deja de ser interlocutor y se convierte en base de datos. La interpretación es sustituida por correlación. La lectura se convierte en extracción.


VI. Entre técnica y poiesis: abrir el sentido desde la serenidad

Sin embargo, Heidegger no propone un rechazo ludita de la técnica. En lugar de oponerse a ella, llama a pensarla. La técnica no debe ser ignorada ni combatida, sino comprendida en su verdad. Solo desde esa comprensión es posible abrir un espacio para otros modos de desocultamiento: la poiesis, la creación, el arte, el pensamiento meditativo.

Esto requiere una actitud que Heidegger llama Gelassenheit —serenidad, desprendimiento, apertura—. Aplicada al ámbito de los embeddings, esta actitud implica no fascinación ni rechazo, sino vigilancia crítica. Se trata de usar sin servidumbre, de interpretar sin clausura, de leer sin reducir.

La pregunta ya no es solo qué podemos hacer con los embeddings, sino qué hacen los embeddings con nosotros: con nuestra forma de leer, de pensar, de comprender el lenguaje. La técnica no solo transforma el objeto; transforma al sujeto. Y esa transformación exige pensamiento.


VII. Conclusión: Tecnología, lenguaje y el límite del pensamiento como cálculo

La crítica heideggeriana a la técnica moderna nos exige pensar más allá de la superficie instrumental. En La pregunta por la técnica, Heidegger nos advierte que la esencia de la técnica no es técnica: es un modo de desocultamiento que nos dispone a ver el mundo como una reserva disponible, cuantificable, ordenable. Este modo de desocultamiento —el Ge-stell— no afecta solamente a la naturaleza, sino también al ser humano, al lenguaje y, en última instancia, al sentido mismo de la verdad.

Aplicado al campo de los embeddings, esta advertencia se vuelve urgente. Lo que estos modelos hacen con el lenguaje no es neutro ni puramente funcional. Bajo el imperativo del rendimiento técnico, el lenguaje es emplazado a revelarse como un conjunto de vectores, patrones, correlaciones. Se convierte en Bestand, en stock de datos listos para su explotación. En esta operación, se pierde la dimensión histórica, existencial y poética del lenguaje: su espesor, su ambigüedad, su misterio.

El peligro, como señala Heidegger, no reside en la existencia de estos dispositivos, sino en que este modo de desocultamiento se imponga como el único. Cuando todo —incluidos los textos, los sentidos, las interpretaciones— debe responder a los criterios del cálculo y de la disponibilidad, se clausura la posibilidad de otros modos de relación: la poiesis, la escucha, la apertura al ser.

Sin embargo, donde está el peligro, también crece lo que salva. La técnica no debe ser rechazada, sino pensada. Y esta meditación crítica no es una nostalgia humanista, sino una necesidad ontológica. Pensar los embeddings desde Heidegger no implica descartarlos, sino interrogarlos en su verdad: ¿qué nos muestran? ¿Qué ocultan al mostrarnos? ¿Qué tipo de relación con el lenguaje promueven y qué posibilidades de sentido desplazan?

La tarea del filólogo, del hermeneuta, del investigador de las humanidades no consiste en adaptarse pasivamente al nuevo régimen técnico, sino en custodiar la apertura del lenguaje a modos de desocultamiento que no se agotan en el vector. En sostener una vigilancia pensante, una serenidad que sepa usar sin servidumbre, interpretar sin clausurar, y habitar el lenguaje como lugar de sentido, no de simple disponibilidad.


VIII. Epílogo: preguntas para una resistencia pensante

Este ensayo no pretende clausurar el problema, sino dejarlo abierto en la forma más filosófica posible: en la forma de una pregunta. Interrogar los embeddings desde Heidegger es poner en cuestión el modo en que el lenguaje nos llega, cómo lo tratamos, cómo nos trata. Las siguientes preguntas no buscan respuesta inmediata. Exigen ser pensadas.

  • ¿Puede un sistema computacional “comprender” el lenguaje sin haber habitado nunca una palabra como existencia?
  • ¿Qué se pierde del lenguaje cuando este se convierte exclusivamente en magnitud vectorial?
  • ¿Cómo afecta nuestra idea de “leer” el hecho de que ahora podamos “extraer” sentido mediante cálculo?
  • ¿Qué sentido queda fuera del modelo cuando lo no cuantificable es descartado como irrelevante?
  • ¿Qué tipo de humanidades pueden resistir el mandato de la eficiencia sin renunciar a la profundidad?
  • ¿Dónde reside hoy el gesto poético de la interpretación?
  • ¿Cómo cultivar una filología que no sea solo técnica, sino también cuidado del lenguaje?
  • ¿Podemos pensar sin reducir? ¿Habitar sin explotar? ¿Interpretar sin vectorizar?

Gracias por leer: Los embeddings y la técnica: Heidegger.

Fernando Vega Riveros

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